martes, 1 de enero de 2008


Abstracta

Las páginas de esta sección han sido inspiradas por la lectura de "La nueva pornografía", de Lewis Trondheim, por los trabajo de Andrei Molotiu y los incluidos en el blog coordinado por el propio Molotiu: Abstract Comics (que, para más señas, es también una antología de historieta abstracta editada por Fantagraphic).
Para muchos esto no será historieta, teniendo en cuenta que en términos clásicos ésta se define por la narratividad, pero para mí -como para tantos otros- lo fundamental no es eso, sino la secuencialidad en el espacio, en la metaviñeta, en la página. Es decir, no la secuencia narrativa, de viñeta a viñeta en una secuencia lógica -por llamarle de alguna manera-, sino la posibilidad de leer la secuencia completa en el espacio que es la página. Para ser más claro me voy a explicar por la diferencia: el cine trabaja con la secuencia y con el tiempo (como la historieta, en que las “calles“ tienen intención secuencial y temporal, las cuales pueden ser muy distintas entre la instancia de producción y la de reconocimiento, entre autor y lector), pero no con el espacio; uno no puede ver la película entera hasta que ésta haya terminado, hasta que la cinta fílmica no haya finalizado de rodar, no puede ver todos los fotogramas juntos y relacionarlo (en todo caso, ya no estaríamos hablando de cine, sino de otra cosa, no sé cuál), uno está supeditado al tiempo de la película; en cambio, en la historieta sí es posible hacerlo, se pueden ver todas las viñetas juntas y relacionarlas (en una página, en dos páginas enfrentadas o arrancando las páginas de un libro o revista y poniéndolas en forma contigua), porque lo fundamental -y esto es lo que la diferencia del resto de la “artes"- es precisamente el espacio. Se podría esgrimir que en pintura pasa lo mismo, en la que se puede (y no hay otra forma) ver la globalidad en el espacio del lienzo, pero lo que no se puede es ver la secuencia, porque no la hay, independientemente de si hay o no narratividad (un cuadro puede narrar, contar una historia, tranquilamente). La historieta es lo más parecido al discurso, a la comunicación, porque los discursos y mensajes se dan y se reciben completos, las proposiciones siempre son completas (lo que no equivale a que la significación sea lineal, que nunca o rara vez lo es); incluso una proposición fragmentaria es completa, porque la proposición es lo que es. En toda proposición hay un antes y un después, una secuencialidad que se halla implícita en ella en la relación entre palabras (y hasta entre letras); no hay posibilidad de que en una proposición no exista esta relación, es decir una secuencia (por muy abstracta y caprichosa que sea una oración), en todo caso no sería una proposición. Esa secuencialidad siempre es gráfica, aún cuando se trata del lenguaje hablado, porque desde hace siglos a esta parte los humanos pensamos en términos gráficos, vemos mentalmente la palabra escrita y el símbolo de esa palabra. Cuando hablamos de “casa” primeros vemos -siempre mentalmente- la palabra escrita “casa”, la secuencia de las letras c + a + s + a y luego la representación simbólica de esa palabra, que es, en general, el dibujo infantil de una casa o, quizás, la “fotografía” de la casa de nuestra niñez o alguna otra muy específica. Siempre hay una secuencia, sobre todo secuencia gráfica.
Ya he dicho alguna vez que mi concepción de la historieta es más comunicacional que artística, en principio porque no busco estímulos estéticos, pese a valerme de ellos en ocasiones, y en segundo lugar porque no creo en la existencia del arte en sí mismo (todo puede ser arte, dependiendo de un sinfín de variables: desde qué lugar se mire, dónde se ubica, qué predisposición se tenga al observar y analizar, etcétera; y si todo lo es, nada lo es, no existe). Lo que no puedo negar (imposible hacerlo) es la existencia de la comunicación, del discurso: allí donde hay humanidad hay discurso y proposiciones. Y, como ya he dicho arriba, la historieta es de todas las “artes” la que más se asemeja a la estructura proposicional. La historieta es, quizás, la plataforma mejor equipada para liberar al signo, a los símbolos y simbologías, a las significaciones, tanto en la etapa de producción como de reconocimiento. La historieta tiene una potencialidad sígnica y simbólica inacabable.
HISTORIETAS