martes, 12 de octubre de 2010


Hasta la vista beibi

Querido/a transeúnte, turista, visitante ocasional o imposible habitué:
Después de tres años (dos desde su conversión a la historieta), y más allá de sus altibajos, este blog llega a su fin; a un fin de final abierto. Vale decir, entra en un impase de temporalidad indeterminada, deja de funcionar momentáneamente. Son varios los factores que llevan a su suspensión en el éter y todos, o casi todos, tienen que ver con una mudanza en la vida real, quedarse sin soporte tecnológico y, sobre todo, los tiempos. Esto no quiere decir que baja las persianas para siempre. No. O, al menos, no hay certeza alguna de ello. Quizás mañana, la semana que viene, en un mes, dos o tres regrese a sus andadas. Quién sabe. La voluntad es contraria al cierre; pero, bueno, a veces la voluntad no dispone ni concreta…
Este espacio cumplió su función: despuntar el vicio por dibujar, sin más pretensiones que esa (más allá de que, en varias ocasiones, las historietas desde lo temático y hasta en lo formal hayan pecado de pretenciosas). Nunca me consideré un historietista y, por ende, jamás estuvo entre mis intenciones llegar a ser un profesional del dibujo ni integrar el mundillo de la historieta argentina. Para serlo y hacerlo se necesita voluntad, práctica y técnica. Tres cosas que no tengo y no sé si me interesa tenerlas. Por lo tanto, el amateurismo me ha sentado –y seguirá haciéndolo– muy bien. Esa es la razón por la cual no me ha preocupado demasiado mantener constancia o calidad en los productos (si lo ha hecho fue más por autoexigencia o por crisis momentáneas que por otra cosa; uno tiene sus egos). Todo esto no quiere decir que no me haya interesado lo que opinen los demás, la aprobación del otro, porque sería falso e hipócrita; en todo caso, jamás hubiera publicado un solo dibujo en ningún lugar. Eso de que uno dibuja, escribe, pinta o lo que sea para sí mismo es una absoluta mentira. Lo que sí, no abandono el dibujo. De ahora en más seguiré dibujando, pero con un ritmo más pausado que el que me ha guiado hasta el momento, que no ha sido muy vertiginoso que digamos. Aprovecharé el tiempo que sigue para retomar y redelinear algún proyecto olvidado o emprender alguno nuevo, sin la impulsividad que me ha caracterizado en estos dos últimos años, con un trabajo más serio y sistemático; quizás me concentre en la vuelta al papel, que hace tiempo abandoné y siempre estuvo entre mis planes. Tal vez siga igual, pero sin publicar. No lo sé. La cancha está abierta.
Por último, a modo de despedida, dejo una historieta que hice a finales de julio y principios de agosto para ¡Evohé! La hice en 7 noches no consecutivas, a razón de una página por noche, siendo víctima de la imposibilidad de dormir; es decir, pasado de rosca. Algo ya normal desde hace años (en realidad, o estoy sin dormir por más de 30 hs. o me duermo todo). Para el entintado opté por la utilización de elementos no convencionales, o más o menos. Así, un capuchón de lapicera, la punta un cuchillo, varios fósforos, un cacho de esponja y los dedos se transformaron en plumines y pinceles.
Ta’ luego.