sábado, 13 de marzo de 2010


Edelf


Hubo un tiempo en que no dibujé casi nada. Fueron tres o cuatro años. No sabría decir porqué. Por esa época se me daba más la literatura, la poesía, la filosofía y la teoría política. Leía mucho, escribía otro tanto (incluso tengo una novela pobrísima ambientada en los años de la Triple A sin terminar). Dibujar dibujaba muy de vez en cuando. Pero, allá a principios de los 2000, la cosa cambió, no sé si de forma definitiva, pero cambió. Hubieron dos tipitos, dos historietistas que marcaron mi regreso al dibujo más o menos sistemático. El primero de ellos fue Liniers, con su Bonjour. Más tarde, por el 2004, llegó Pablo Holmberg, el Señor del Kiosko. Si bien ya había empezado a dibujar otra vez hacía rato, en éste último, con el tiempo, encontré una manera de decir que me voló la peluca y me convenció de que dibujar era una buena cosa. Quizás porque venía de tiempos de mucha filosofía, de mucha poesía. Y en Kioskerman hay demasiado de eso. En apenas cuatro cuadritos te tira por la cabeza, casi siempre, todo un concepto que trasciende la mera historieta, todo un planteo filosófico, toda una poética. Así, sin grandes y complicados sistemas de pensamiento, sencillito y al pie (haciendo, incluso, uso de ciertos clichés, retorciéndolos a gusto); no hay manera de no quedarse pensando o sintiendo. Kioskerman me resulta una suerte de imán precisamente por eso: por la sencillez con la que aborda cuestiones que a más de uno nos costaría resolver sin apelar a largos y embrollados textos. Y, también, por la alegre melancolía que rodea a sus historietas: pese a lo que se diga, Edén es todo un ensayo sobre la melancolía, sobre la nostalgia. O al menos a mí me lo parece. Pero su melancolía no es de tango, sino que está anclada en cierta esperanza, en cierta alegría. Pablo hace de la melancolía una atmósfera de carnaval. Y eso me gusta. Me gusta porque así concibo a la melancolía, a la nostalgia. O así quisiera vivirla. En el Edén, vamos.
La cosa es que sin Kioskerman quizás hubiese vuelto a abandonar el dibujo. Y esta tira pretende ser una suerte de agradecimiento al muchacho que vende caramelos. Sé que a él le gusta Kochalka y su American Elf, al que tiene entre sus tiras predilectas de todos los tiempos; por tal razón decidí incluirlo, junto a parte de su estética. Sé, también, que Anders Nielsen y su The End le dejó una marca profunda y hasta le escribió una carta pública, por eso en la elección del tema (que, a su vez, me toca de cerca) de alguna manera está presente.
El dibujo y el texto de la tira no están buenos, el resultado no es el que hubiera querido, pero, bueh, es lo que me salió. Ya lo dije antes: tengo que aprender a dibujar y a hacer historieta…


7 Comentarios:

Galantz

Que lindo homenaje hiciste por partida doble.
Saludos

Niño Rata

que buen. Me gustó mucho el texto, me senti muy indentificado.

Creo que Liniers y Kioskerman marcaron un antes y un despues en la historieta para muchos.

Saludos!

Muy buena la metida de Kochalka en Edén.

Adrián Regules

Galantz: gracias. Igual no me quedó como hubiera querido. Es de ese tipo de cosas que a uno se le vienen pero no sabe cómo bajarlas a tierra.

Niño: sí, Liniers y Kiorker son piezas fundamentales de nuestra historieta. Para mí, junto a Nicolás Mealla y los Unfaulduo (bueno, Mealla fue parte de Unfaulduo), son los Cachimba de estos tiempos. Salvando las distancias entre éstos y Cachimba y estre sí mismos.

Abrazo a ambos sendos dos. Tenkiu por pasar y comentar.

Adrián Regules

Me había olvidado de algo: eso de "salvando las distancias" no es distancia en calidad, sino en cuanto propuesta estética y conceptual.
Listo.

TEODORO PLACERES

GRACIAS POR TAN SENTIDAS PALABRAS, QUERIDO AMIGO.

SU COMPADRE ADRIÁN SESAR SE SENTIRÍA: OR GU LLO SO.

KISSES

Adrián Regules

Placeres: no hay por dónde diría el Chavo del 8. La diferencia es que ustedes (y acá incluyo a Mealla también) fueron un paso más allá que Cachimba. Eso es lo más sano que le puede pasar a la historieta, como a cualquier forma de arte o comunicación.

Por otro lado, creo que en lugar de un personaje de Kochalka debería haber puesto uno de Porcellino.

Juan Pez

buena onda chabon, siga dibujando !