sábado, 25 de junio de 2011


La vida como viene

Y sí, he regresado (ya no sé cuántas veces me fui y volví; mejor no hagamos cuentas). Un pedido de mis queridos evoheamigos me dio el empujecito inicial para retomar el lápiz. Ahora hay que ver si esto no es mero envión. Esta vez regreso sin intenciones de constancia. La constancia, en mí, no es una constante. En todo caso es un lujo, un lujo que no puedo darme, aunque quisiera.
He decidido (en realidad es en buena parte una necesidad) meterme con un género historietístico que suelo leer mucho; es más, con seguridad ronda casi la mitad de mis lecturas en viñetas. Estoy hablando de la autobiografía. Así que esporádicamente, de vez en cuando, a veces sí y a veces no, así de sorpresa, sin hora ni día establecido, iré subiendo historietas a modo de diario, con lo más sobresaliente de mi día o de mi semana (aunque ¿a quién le puede interesar eso?), bajo el título de La vida como viene. Apuntes fragmentarios (quería ponerle "Los combates cotidianos", que me parece un título fenomenal, pero ya sería demasiado afano). La cosa es volver a los viejos tiempos en que el dibujo me servía para hacer catarsis de distintas mufas y no terminar reventando, y por otro lado para ver si le tomo el gusto y el ritmo a eso de dibujar.
Esta idea la tomé “prestada” de muchos. En la historieta, la autobiografía es un género que tiene ya muchísimos años (viene por lo menos desde los ’70), pero lo que está haciendo Loris Z. en estos momentos más la relectura de La ascensión del gran mal de David B. me dieron ganas de hacer algo similar, con mucho menor calidad, por supuesto. La originalidad en mí no es un atributo.

Las que siguen se refieren, la primera, al 22 y 23 de junio y, la segunda, al 24. En la primera, además, hay un “homenaje” (por no decir choreo liso y llano) a Manu Larcenet, al que, como ya dije, casi le afano también un título.
PD: no pasaron 9 horas desde que las terminé que ya no me gustan. Mucho cartucho de texto y encima con información y tiempos de relato apretadísimos. Pero bueh, no pienso rehacerlas.